La Virgen nos pidió que rezáramos ininterrumpidamente. No obstante, somos humanos y a veces por diversas circunstancias olvidamos o no cumplimos nuestros compromisos. Es importante que puedas comprometerte y que esos olvidos no sean una costumbre o por pura pereza. Debes tomar la jornada de oración en serio. Pero si te llegara a pasar, lo que recomiendo es rezar dos veces el día siguiente o añadir un día a la novena. Reconozco que lo he hecho así cuando me ha pasado (sí, lamentablemente me ha pasado, "mea culpa"), ya que no es una Consagración por ejemplo, donde se recomienda comenzar de nuevo. Puedo decir que sí, muchas de mis peticiones han sido cumplidas a pesar de haberme pasado esto. Pero ojo, nunca nunca le debas un día o un rosario a la Madre de Dios. Si te comprometes, cumple 😉
Puedes pedir por varias intenciones. La Virgen no nos pone un límite para comunicarnos con Ella. Te recomiendo que pienses bien cuáles son tus necesidades apremiantes y las escribas para que puedas recordarlas y repetirlas cada día. Este acto de decirlas diariamente nos ayuda mucho a conocer si es una necesidad real, nos ayuda a mantener la paz y a confiar en la intercesión de nuestra Madre.
La primera vez que hice la Novena lo hice rezando las oraciones escritas por Charles V. Lacey en el 1925. Luego quería seguir rezando diariamente a través de esta devoción, pero no encontraba la manera de hacerlo de la misma forma que la primera vez. Acababa de dar a luz a nuestra primera hija y se me hacía muy difícil encontrar el tiempo. Por eso decidí hacer la Novena rezando solamente el Rosario (como lo pidió la Virgen a la joven Fortuna Agrelli), sin recitar las oraciones. Desde ese momento he rezado la Novena de esa manera y por eso comparto el método corto, pues vi que no había diferencia en cuanto a la eficacia de la oración. No importa de la forma en la que decidas hacer la Novena, lo importante es tu compromiso y tu amor, Ella, Madre buena, se encargará del resto. Tú solo confía. <3